Diseño de cocina , errar es de humanos

Medir la cocina correctamente es un requisito previo sin el cual todo lo demás fallará.

El medidor de la cocina, ya sea uno mismo, amigo o profesional,  debe ser cuidadoso porque las consecuencias de una mala medición son impredecibles.

En el momento de tomar las medidas en una hoja no preocuparse de las proporciones ni de contar cuadrados en la hoja cuadriculada, no hacer una escala de equivalencia, de esta forma evitaremos errores. Indicar sólo con un vector la distancia en cms. hasta la pared, techo, etc.

Toda la información que creamos importante anotarla en la misma hoja porque después de algunos días no nos acordaremos de ella por muy evidente que era.

Tan importante como ver la medición en planta es también el alzado e indicar alturas.

Después de tomar las medidas a mano pasarlas a algún programa de CAD para poder verlas en 3D de forma clara, altura, largo y ancho.

Cotas en 3D sacadas del borrador
 
Cotas en 3D sacadas del borrador

El día de la medición, si las paredes tienen alicatado tomar la medida de una de las baldosas para luego y en caso de duda poder usar ese dato mirando la foto y poder calcular alguna distancia omitida o con dudas.

A pesar de que muchas veces sabemos que algo no está claro o no es la mejor solución práctica cometemos errores evitables por dar por hecho algo que no se ha comprobado antes o se tienen dudas. La mayoría de los problemas surgen de esta forma.

Si hay dudas de que algo no cabe no ponerlo en el diseño sin antes tener la seguridad de que se puede. No caer en la ilusión de dar por supuesto que las dudas se resolverán cuando llegue el momento.

Debemos evitar cegarnos y caer en caprichos de diseño para no cometer errores que suponíamos acabarían apareciendo de una forma u otra en el momento del montaje. Por ejemplo, diseñar la cocina pensando en un electrodoméstico comprado antes del que no conocemos su tamaño  pero tenemos la fe y el deseo que será idóneo porque nos dijeron que entraba en casi todos los módulos de cocina.

Y aceptar que no todo irá 100% a la perfección, que en 24, 48 o 62 horas después de haber pagado la cocina no estarás preparando tu primera cena familiar en ella.

Que a veces surgen incidencias que podrían retrasar la finalización de la cocina porque a pesar de que todo se hace de la mejor manera el proyecto conlleva muchas partes todas relacionadas: la medición, el diseño, el transporte, el montaje, el stock, las personas... y cualquiera puede fallar.